El otro guión
martes, 5 de octubre de 2010
Cortometraje animado - La cinta
domingo, 12 de septiembre de 2010
Los actores del juego
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Cortometraje animado - Le Papillon
miércoles, 18 de agosto de 2010
Estaba convertido en nuestro hogar
Fue otro día normal en el bosque, talando árboles por doquier, luego de una jornada más como jefe supervisor de la empresa maderera decidí irme a descansar, después de cerrar los ojos caí en un sueño profundo, al despertar tuve una sensación realmente extraña, no me sentía como lo hago normalmente, es decir, algo había cambiado. No estaba en mi habitación, lo único que veía a mí alrededor era total oscuridad, sólo eso y una gran cantidad de diminutos puntos blancos. Traté de gritar pero no pude, trate de mover una de mis invisibles extremidades y tampoco obtuve respuesta alguna, de repente sentí un gran dolor, como si una parte de mi cuerpo se estuviera quemando y derritiendo, no sabía qué era lo que se me estaba quemando pero aún así el dolor era insoportable.
Después de unos minutos el sufrimiento empeoró, ya que además de la quemadura empecé a tener dificultades para respirar y a experimentar una sed terrible, pensé que estaba muerto y que estaba justo frente a las puertas del infierno o algo parecido. De un momento a otro todo el dolor, la asfixia y la sed desaparecieron, sin embargo el alivio no demoró mucho, cuando ya estaba comenzando a calmarme sentí algo en mí cabeza, y pese a que aún no sabía si la tenía o no percibí que algo me agarraba fuertemente por el pelo y de repente un dolor indescriptible me dejó sin pensamientos, sentía que me arrancaban toda la cabellera de un tirón.
Estaba a punto de volverme loco, miraba a todas partes con el afán de ver alguna parte de mí cuerpo; pero sólo veía el vacío oscuro y los miles de puntos blancos, hasta que mis ojos o con lo que sea que estuviera viendo reconocí a la luna, más grande y brillante que nunca. Fue en ese momento que me di cuenta de lo que estaba sucediendo, después de cerrar los ojos la noche anterior me había despertado en el sueño y convertido en nuestro planeta tierra. Pude sentir todo lo que él siente y al despertar “verdaderamente” simplemente era imposible para mí seguir la labor que desempeñaba en la maderera.sábado, 14 de agosto de 2010
La primera vez que vi un sujeto hablando solo
Tenía ya diez años de estar viviendo en este mundo y uno de estar en la ciudad, desde luego no hay nada para mí como el campo, pero tengo que reconocer que la oportunidad que me había dado mi tío de poder estudiar en un buen colegio privado no la tienen muchos niños y por tal motivo debía aprovecharla. Cada día al terminar la jornada escolar me tocaba llegar hasta el restaurante de mi tío que quedaba a dos cuadras del colegio para poder salir desde allí a recoger a mi primo pequeño en la guardería.
Recuerdo que esa tarde llegué al restaurante y no había mucha gente, mi tío me pidió que me sentara en una mesa y lo esperara mientras el organizaba unas cuentas. Decidí subir al segundo piso y sentarme en una de las mesas frente a la gran ventana desde la cual se puede ver la calle y los carros transitar, pasé frente a un señor que estaba en una mesa para dos y llevaba puestas unas gafas de sol, ya yo estaba sentado cuando me di cuenta que un camarero le servía una copa de vino al extraño sujeto de gafas oscuras, se me hizo muy raro, ya que si bien la luz del sol entraba por el enorme ventanal no era necesario usar gafas de sol dentro del restaurante, de todas formas le resté importancia a eso y seguí mirando por la ventana.
Pasados unos cinco minutos escuché a alguien hablar, no tardé mucho para darme cuenta que era el hombre de las gafas oscuras, no entendía para nada lo que decía. Me di cuenta que él pronunciaba algo y luego permanecía en silencio, movía la cabeza como afirmando y negando, volvía a decir algo y se quedaba callado nuevamente, miré hacia atrás para asegurarme que no estuviera dirigiéndose a otra persona…pero nada, sólo estaba yo. Unos tres minutos después de seguir susurrando y callando el hombre tomó un trago de su copa de vino y empezó a reírse, no sé de qué podía estarse riendo conmigo, yo ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios, y lo peor era que ni al camarero o al sujeto que atendía el bar parecía molestarles ¿cómo era posible que dejaran entrar a un loco que hablaba y reía solo sin ni siquiera haber motivo alguno?
Algo no andaba bien, tal vez ya había tomado mucho antes que yo llegara y era el vino que ya empezaba a hacer efecto, no me sentía para nada cómodo, el hombre volvía a reír y susurrar, era suficiente, ya quería bajar al primer piso. El pequeño inconveniente era reunir el valor para pasar frente al viejo ebrio de gafas oscuras cuya mesa estaba justo al lado de las escaleras, me levanté de la mesa y respiré profundamente, pensé por un momento en pedirle al camarero que me acompañara al primer piso, pero de sólo imaginarme pidiéndole ese favor me daban ganas de irme a reír junto con el hablador solitario, no piensen que soy un cobarde.
Era sencillo, pensé, pasar caminando rápido por la mesa del extraño sujeto y no prestar atención a sus locas burlas, caminaba con la mirada hacia el piso cuando estando a unos dos paso de la mesa el hombre se puso de pie y dijo: -estás en serios problemas muchacho. No tuve tiempo de pensar, simplemente cerré los ojos y grite tan fuerte como podía hasta que unas manos me agarraron por los hombros y me estremecieron. Mi tío me había escuchado gritar y me preguntaba qué pasaba.
-Es el de las gafas, ha dicho que estoy en un problema…yo no…yo no he hecho nada.
- ¿qué ha pasado, hay algún problema? Preguntó el de las gafas. – Usted sabe muy bien qué es lo que pasa, ha estado riéndose y hablando sólo desde que llegué y no me ha quitado la vista de encima, dije yo mirando a mi tío.
- Pero niño ¿qué es lo que dices? ni siquiera sabía que estabas aquí, no te das cuenta acaso que soy ciego…no puedo ver ni la copa en la que estoy tomando el vino. Además, todo este tiempo he estado hablando por el manos libres del celular con mi hijo que estaba de vacaciones en otra ciudad y me estaba contando las travesuras y problemas que causó en casa de sus abuelos.
Esa sí que fue una buena respuesta, y si a eso le sumamos mi ignorancia en cuanto a tecnología, simplemente nada que hacer salvo pasar una gran vergüenza y guardarlo como una anécdota más de mi vida.miércoles, 11 de agosto de 2010
La primera vez que empecé el juego
Algo que significa mucho para mí, no pretendo crear un historia ficticia, simplemente la idea es narrar un pequeño momento de mi vida.
No me acuerdo de la edad que tenía, pero si sé que fue en navidad, un veinticinco de Diciembre, esa fecha tan anhelada por mucho niños en todo el mundo. No me acuerdo que regalos había puesto en mi lista de obsequios, aunque si tengo todavía en mi memoria el cómo la había terminado, al finalizar la carta dirigida al muy popular Papa Noel terminé con la frase: …y cualquier otro obsequio que quieras traer.
Como ya lo dije no me acuerdo de los demás regalos excepto por el añadido, ese que correspondía al que él quisiera traer, era un pequeño paquete que desenvolví rápidamente para encontrarme con un pequeño juguete electrónico de La Guerra De Las Galaxias, nunca en mi vida había visto algo parecido, y sin saberlo, al encender el juguete que cabía casi totalmente en mi mano, me estaba encontrando con mi primer Videojuego.
domingo, 8 de agosto de 2010
Historia de un nombre - Ficc
Mi nombre no es resultado de una prolongada deliberación, porque en primer lugar nunca pensó que naciera niño hasta que me vio por primera vez y en segundo lugar porque no le gusta para nada mi nombre, lo detesta tanto que por eso termine llamándome como me llamo. Llegó aproximadamente como a las cuatro y media de la madrugada, agitado y cargando dos bolsos rosados de esos para meter cosas de bebes recién nacidos, entró en la sala de espera y se sentó al lado de donde estaba mi tía, le entregó los bolsos a ella y volviéndose a poner de pie empezó a caminar de un lado a otro mirando hacia el pasillo que conducía a la sala de operaciones.
-¿ha habido alguna novedad? – no, aún nada, contestó mi tía reparando con detalle uno de los bolsos rosados. – Te dije que lo compraras de un color neutral, todavía no sabemos si será él o ella. – Será ella créeme, estoy cien por ciento seguro, tengo un presentimiento muy fuerte, es más, hasta he soñado con que será niña. Mi tía con intención de entretener a mi padre para que se calmara le siguió hablando y le preguntó: - y ¿ya sabes cómo se llamará? – no, todavía no lo he pensado, respondió mi padre.
- Pues en caso que sea niño me gustaría que se llamara Daniel, me gusta ese nombre.
- No digas eso, dijo mi padre un poco molesto. – ya te dije que no será niño, y por favor, ese nombre… Daniel, ¿no pudiste conseguir uno peor?
En ese momento, del pasillo de la sala de operaciones apareció una enfermera y acercándose a mi padre le comentó que todavía no había nacido y que por el momento todo marchaba perfecto, pero al darse cuenta que mi padre empezaba a ponerse más nervioso de lo que ya estaba le preguntó con la intención de calmarlo: - dígame ¿ya eligió que nombre ponerle? Mi padre negó con la cabeza. – Bueno, pienso que en caso de que sea niño debería pensar en uno como Daniel, ese es un buen nombre. Mi padre miró a mi tía sorprendido por unos segundos y luego se dirigió a la enfermera y le respondió:- Sabe, la verdad es que dudo mucho que sea niño, y no entiendo sinceramente cual es la obsesión que tiene la gente por un nombre como Daniel, por favor, no encuentro nombre más molesto que ese. La enfermera volvió a intervenir: - No quiero ser supersticiosa, pero durante los últimos seis meses los nacidos los viernes han sido solo niños, de verdad no quisiera incomodarlo pero en lo que va del día han nacido tres niños, eso deja mucho que pensar.
-No deja nada que pensar, exclamo mi padre ya un poco más molesto y mucho más nervioso de lo que estaba antes. – No necesito oír más preguntas sobre nombres y sobre si nacerá niño o niña, o porque es viernes, lo que sea. Estoy seguro que será niña, que no se diga más nada, estoy tan convencido que lo juro por Dios…que se llame Daniel si por alguna misteriosa razón o infortunio el que hoy nace es un niño.
Bueno, creo que no hace falta contar el resto de lo que pasó, aquí estoy yo y me llamo Daniel.